Una vida que se siente vacía, sin éxito, con infinita incertidumbre, desesperanza, y diciéndote a ti mismo: mis logros no me satisfacen, no tengo libertad económica, un trabajo estable y sobretodo que me satisfaga, una pareja que disfrute conmigo cada instante, una familia, el viaje, una profesión y así cada persona como individuo tiene muchos deseos que van y vienen y si te quedas quieto es probable que descubras que no han variado, solo que los dejabas por tiempos, no te observabas, no dejabas que el SER te hablara, solo vivías en el hacer. Leer más
Bueno, ese momento de hablar contigo mismo, o lo que es lo mismo con tu ser o mejor con Dios, nace con ese deseo de ser tu mismo y empiezas a mirarte; no a partir de lo externo y menos de las opiniones de los que te rodean, sino desde tu conocimiento interno que es el que tiene la impronta de tu propósito y llega tu despertar; te das cuenta que te enojas tú, no que te hacen enojar, que te sientes feliz no que te hacen feliz, que tienes planes no que te han preparado y organizado tu vida y ¡bingo! descubres que toda la vida has actuado desde tu alma, mejor, que tu alma se ha esforzado para mostrarte que estabas viviendo la vida que viniste a vivir pero de una forma inconsciente, estabas distraido por el hacer.
Cuando solo miras un segundo ese ego, perdón, esa alma maravillosa que te grita, te empuja, te lanza, te muestra, te acorrala; respiras y dices todo está en mi, el despertar es ya, y ¿Cuál es ese despertar? vivir lo mismo que has vivido siempre, solo que eso "VIVIENDO" no existiendo.
El enojo por esto o aquello ya trae un mensaje y tu empiezas a decodificarlo, paso a paso, lentamente, sin atorarte, perdón, si te atoras y te sublevas mucho más, solo que la calma llega con buenas noticias; avanzaste, ¿Cómo lo sabes? porque sientes esa paz, esa sensación interna, esa luz, esa alma que te sonríe; y así, cada momento de cada día, bueno, no al principio, ese inicio y ese vislumbrar algo mágico muchas veces, si, todas las veces, cuando estamos iniciando el proceso se vuelve a esconder porque el hacer es muy poderoso, porque este ejercicio es continuo, perenne, no hay fin y eso es parte de dicha magia, cada día es mejor, mejor y mejor, aunque a veces sientas lo contrario no se retrocede, siempre se evoluciona.
Conocerse a si mismo es eterno, no termina, nos va llevando a saber que el otro es uno mismo y la satisfacción de este descubrimiento es otro salto cuántico, ya tus deseos pasan a un segundo plano, disfrutas tanto compartir todo, sin excepción que descubres la unicidad; y vaya que es lindo esto, sabes, mejor, siempre intuyes que hay más, solo que ya no buscas. Amas, disfrutas, aprendes, valoras y la felicidad se acurruca, se enconcha en ti. Vives cada experiencia, cada suceso de cada día como algo único, con una inmensa gratitud por estar vivo, descubres que este es tu propósito: derramar tanta felicidad a tu paso que la duda existencial es envuelta por el amor incondicional y lo resuelves, eres uno con el creador. Despiertas a la luz. y nuevamente eres lo que siempre has sido: LUZ.
Por: Lucía